"...todas las islas, incluso las conocidas, son desconocidas mientras no desembarcamos en ellas..."
Cuento de la isla desconocida -José Saramago
Izad el ancla, desplegad las velas...¡y haceros a la mar!

7 dic 2010

Un ron para Ryan (1)

Escuchando : "Memoria de jóvenes airados" Loquillo
 
Ryan "Shark" Bradshaw, o "Bradshark", era sobradamente conocido y popular en las antillas y el Caribe. Desde Trinidad hasta la península de Guanahacabibes, en el extremo oriental de Cuba, sus hazañas para unos, fechorías para otros, eran "vox populi" y a su vez alimentaban historias que con el paso del tiempo, iban adquiriendo irremisiblemente tintes cada vez más épicos y legendarios.

Bradshaw nació en Jamaica, en la ciudad de Falmouth, un desapacible 7 de Febrero de 1701. De orígenes británicos, sus padres se habían establecido allí al calor de la exportación de azúcar, como empleados de alto rango de una empresa alimentaria de la metrópoli. Su plácida infancia, llena de comodidades no derivó en una adolescencia correlada. La vida en permanente contacto con el bullicioso puerto de la ciudad forjaría su carácter y su destino. El mar se abrió ante él como un universo de aventuras y libertad. Su espíritu indomable crecía a pasos agigantados.

Los jóvenes oídos de Ryan entraban en ebullición al escuchar las orgullosas aventuras, vivencias y peripecias relatadas por la amplia mayoría de los marineros que por allí vagaban entre trago y trago,  con el pecho más hinchado que cualquiera de las velas de los navíos, que como mudos testigos, guardarían para siempre el secreto de si todo lo que por allí se proclamaba era cierto.....
Filibusteros, corsarios, bucaneros, tesoros, odiseas, islas remotas.....palabras que iban poco a poco escribiendo el contenido del ya irreversible sueño de Ryan.

El puerto de Falmouth y en general, el resto de puertos de la isla, distaban mucho de ser el lugar por donde un niño debería llevar sus carreras, sus travesuras, sus ganas de aprender....
El incremento del tráfico de mercancías con el viejo continente hacía que por allí pasasen gran cantidades de hombres, errantes y desaliñados, con la meta diaria establecida : acabar de descargar o cargar las naves y poder sentarse alrededor de una destartalada mesa o cualquier artilugio que haga sus funciones y, con una mano pendiente de inundar el gaznate con típica cerveza de jengibre jamaicana o con uno de los deliciosos rones de aquella tierra, y con la otra mano al cargo de las hojas de tabaco, departir, debatir o discutir sobre lo humano y lo divino.....y ya se sabe que el alcohol no es el mejor amigo del debate sosegado.....

Los lupanares de los alrededores, que en las épocas de mayor esplendor se contaban por docenas, servían de refugio a los instintos mas carnales de aquellos lobos de mar.....

Todo esto, y la creciente proliferación de corsarios bajo el manto del imperio británico que, en las calles de Falmouth, campaban a sus anchas y guardaban prestos e impacientes para en cualquier momento ir a saquear navíos de naciones enemigas, hacían que ese ambiente sólo se pudiese calificar, como poco, de sórdido.....

Y por aquellos entresijos Ryan comenzaría a forjar su leyenda....

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