"...todas las islas, incluso las conocidas, son desconocidas mientras no desembarcamos en ellas..."
Cuento de la isla desconocida -José Saramago
Izad el ancla, desplegad las velas...¡y haceros a la mar!

17 nov 2010

Colina castellana

Escuchando : "Canto de esperanza" Nuevo Mester de Juglaría
 

Desde el pequeño altotero en el que me hallo, la inmensidad se abre ante mis ojos, con el azote del frío viento silbando a mi alrededor. Perfecto paraje para reflexionar,abrir los ojos, limpiar los oídos, respirar hondo, y empaparse de extraña belleza......

Pequeños pueblos, de modesta arquitectura, salpican la llanura, con la torre de su iglesia y su correspondiente  ejemplo de ingeniería cigüeñil como faros en medio del mar.

Rios que, tras atravesar profundos cañones, dibujan tranquilos meandros, mientras un cortejo de fieles chopos apostados en sus riberas les otorgan sombra y colorido, una vez que se han despedido de las brumas matutinas.

Largos caminos, solitarios, objetivos de peregrinos y víctimas de relucientes tractores.

Campos de cereales, que lo mismo se muestran como estepas nevadas como mares de espigas batiendo su oleaje al son del cierzo.

Laderas yermas y ásperas que sirven de pasto a ese aparentemente inerte rebaño de ovejas, con espontáneas encinas como modestos complementos.

En lontananza, frente a mi escudriñadora mirada, surgen como muros infranqueables grandes montañas, vistiendo, de cuello a pies, hayedos a modo de coloridos vestidos... y en sus alopécicas cumbres portando elegantemente un sombrero blanco y virgen, sin mostrar ni un ápice de vértigo frente a los impactantes barrancos que entre ellas se abren.

Allí, al norte, relucientes,se adivinan verdes praderas, empedernidas bebedoras de esencias atlánticas, mostrando su fuerza natural sin ningún tipo de complejo frente a sus vecinas de la cornisa cantábrica.

Y cuando el azul intenso del cielo está entremezclándose con las últimas expresiones cromáticas del astro, y el frío empieza a entumecer mis músculos, es tiempo de guardar los libros de Machado y Delibes en mi zurrón, y partir a casa al calor del fuego, no sin antes respirar por última vez fragancias de romero y tomillo....

Llegó, vió,... y contempló

P.D: Dedicado a todos los que, como yo, piensan que nuestra región tiene la mayor riqueza paisajística rural (por no hablar de la urbana) de esta península (y eso que nos falta el mar), y han sobrevivido a lobotomías mercantilistas de islas que perdieron su esencia, de costas desnaturalizadas, de estepa golpeada por pelotazos urbanísticos y demás paisajes de masas impersonales....

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